La semana pasada estuve en Barcelona y la casa Batlló era una de los atractivos turísticos de la ciudad condal que no conocía todavía.
Aunque la entrada es carísima (16,50 euros por persona) la experiencia merece la pena. El precio incluye un audio guía que te va explicando la historia y el porqué de esta hermosa creación de Gaudí y la visita al el piso principal, el patio de luces y la azotea.
Aquí tenéis algunos datos de interés:
“Se trata de una remodelación integral de un edificio previamente existente en el solar, obra de Emili Sala Cortés. Está situado en el número 43 del Paseo de Gracia de Barcelona, la ancha avenida que atraviesa el barrio modernista del Ensanche (Eixample), en la llamada Manzana de la discordia, porque alberga además de este edificio otras obras de arquitectos modernistas: la casa Amatller, que colinda con la de Gaudí, obra de Josep Puig i Cadafalch; la Casa Lleó Morera, obra de Lluís Domènech i Montaner; y la Casa Miralles, de Enric Sagnier i Villavecchia. La construcción se realizó entre los años 1904 y 1906”
“Se trata de una remodelación integral de un edificio previamente existente en el solar, obra de Emili Sala Cortés. Está situado en el número 43 del Paseo de Gracia de Barcelona, la ancha avenida que atraviesa el barrio modernista del Ensanche (Eixample), en la llamada Manzana de la discordia, porque alberga además de este edificio otras obras de arquitectos modernistas: la casa Amatller, que colinda con la de Gaudí, obra de Josep Puig i Cadafalch; la Casa Lleó Morera, obra de Lluís Domènech i Montaner; y la Casa Miralles, de Enric Sagnier i Villavecchia. La construcción se realizó entre los años 1904 y 1906”
El edificio en sí parece estar inspirado en la naturaleza, los techos ondulados simulando el movimiento del mar y las paredes con escamas pintadas a mano son un claro ejemplo de ello entre otros muchos detalles.
El piso principal es una verdadera maravilla, no encontrareis ninguna pared lisa en toda la casa. Las impresionantes vidrieras coloristas con una vista panorámica al Paseo de Gracia de la estancia principal y los enigmáticos bultos en el techo la habitación que da al patio son dos de las habitaciones que más me llamaron la atención.
Pero dónde más disfruté fue en la azotea. Unas preciosas vistas de Barcelona al atardecer y los coloridos mosaicos de las chimeneas dieron mucho juego para hacer una buena sesión de fotos.
Os recomiendo la visita a este gran monumento del arte moderno catalán, toda una explosión de color y formas que evocan un mundo mágico y fantástico. No os lo podéis perder.