Esta vez os voy a hablar de Lisboa, una ciudad mágica.
La mayoría de las veces que planeamos realizar un viaje por Europa pensamos en destinos como Londres, Berlín, Praga...pero rara vez nos acordamos en nuestros vecinos lusos.
Os propongo un viaje en coche de 3 días en la capital portugusa.
El hotel:
Lisboa: Hotel AC Lisboa 4*
Sin duda una gran elección. Se trata de un hotel urbano ubicado junto a la plaza del Marqués de Pombal. El centro de la ciudad se encuentra a tan solo unos 15 0 20 minutos andando.
Las habitaciones muy modernas estilo AC, visto uno, vistos todos. La cadena AC siempre es una apuesta segura. Os animo a que degustéis los platos del restaurante, algo caro pero merece la pena. El personal del hotel fue muy amable y hablaban español. El hotel dispone aparcamiento privado de pago.
Hay muchas maneras de viajar a Lisboa desde España. Yo elegí la más económica, mi propio coche.
La entrada a la ciudad atravesando el Puente del 25 de Abril es espectacular. Este puente, oficialmente llamado Puente de Salazar en 1960, comenzó a denominarse "Puente del 25 de Abril" tras la revolución del 74 que restauró la democracia en Portugal. Con casi dos kilometros de longitud y tres carriles para cada sentido es uno de los puentes colgantes más grandes del mundo. Circular por él es toda una experiencia.
Tras dejar atrás el puente y el Cristo de Corcavado, me adentré en la ciudad hasta llegar al hotel.
Día 1.
En nuestro primer día visitaremos: Praça de Predro IV, el Elevador de Santa Justa y el Barrio Alto.
Praça de Predro IV Tras caminar por la hermosa Avenida Liberade y hacer una paradita en el Hard Rock Café de Lisboa para reponer fuerzas, llegué al centro de la ciudad, La praça de Pedro IV. Más conocida por su antiguo nombre Rossio, en sus aledaños encontramos la estación de tren de Rossio con una espectacular fachada de estilo neomanuelino y en la cara norte el teatro Nacional Doña Maria II.
La plaza de Rossio se caracteriza por sus mosaicos típicos portugueses de hermosas figuras curbilíneas en blanco y negro y por su estátua del Pedro IV en el centro. La estatua está rodeada de 4 figuras femeninas que simbolizan la justicia, la subiduría, la fuerza y la moderación, cualidades que se atribuyen a D.Pedro, primer emperador de Brasil.
Elevador de Santa Justa.La ciudad de Lisboa se encuentra construida sobre múliples colinas de pendiente considerable, por lo que ir de un barrio a otro resultaba un poco incómodo. El elevador de Santa Justa, nace en 1902 como solución a este problema y conecta el Barrio Alto con el Baixo-Chiado. Actualmente ha quedado como una mera atracción turística. Los billetes se compran en la parte baja del ascensor.
-El precio: 1,4 euros por trayecto aproximadamente.
-Horario: De 7 a 21 horas. Última subida a las 20:45.
-Localización: Rua de Santa Justa y Largo do Carmo.
De estilo neogótico y con 45 metros de altura, fue contruido por el igeniero Raoul Mesnier de Ponsard. Se dice que fue aprendiz de Gustav Eiffel (diseñador de la famosa torre parisina). Aunque la relación entre estos dos ingenieros no está probada, se sabe con certeza que Mesnier utilizó materiales y técnicas aplicadas en la Torre Eiffel.
Una vez arriba, y tras subir una estrecha y empinada escalera de caracol (no apta para personas con vértigo) podréis tomar algo en la cafetería del elevador al mismo tiempo que disfrutáis de unas de las mejores vistas de la ciudad.
Otros elevadores lisboetas son: El elevador de Gloria, El elevador de Vica y el elevador de Lavra, aunque en realidad son pequeños foniculares que permiten ascender y descender por las pronunciadas pendientes de la ciudad.
Después de disfrutar de las fantásticas vistas y tras atravesar la pasarela del elevador y contemplar las ruinas de la Iglesia de Carmo, podréis adentraros en las entrañas del Barrio Alto, también conocido como Vila Nova dos Andrades. Este barrio se encuentra elevado con respecto a la baixa pombalina y es uno de los barrios más pintorescos de la ciudad. Sus calles estrechas y adoquinadas y sus edificios antíguos decorados con viejos mosaicos portugueses, dótan a este barrio de un cierto carácter bohémio e incluso bucólico.
Actualmente conocida como una de las zonas de moda en las noches lisboetas por sus inumerables bares y restaurantes, el barrio alto es el lugar donde se encuentra una de las más famosas casas de Fado de la ciudad, "Luso". Se trata de un restaurante donde a la vez que se cena a la luz de las velas se puede disfrutar en directo de los mejores cantantes de Fado de la ciudad. El precio es un tanto elevado alrededor de 50 euros por persona, cena más el espectáculo. Los que no queráis renunciar a una noche de fados pero no podaís gastar tanto, puedéis cenar en uno de los restaurantes de la zona, como Sinal Vermelho, Stasha o Cabaço (los tres en la Rúa das Gáveas), por unos 15 euros, y acudir luego a tomar una copa a cualquiera de los locales de fados. La consumición mínima es de 18 euros. Eso sí, no cierran muy tarde, así que conviene llegar a eso de las once de la noche.
Día 2.
En nuestro segundo y último día podemos visitar el barrio de Chiado, El Castillo de Sant Jorge, el laberíntico barrio de Alfama y por la tarde visitar la zona de Belem, para conocer la famosa pastelería "Pasteis de Belem"
Café "A Brasileria" El auténtico sabor de Lisboa.
Con una ubicación envidiable en pleno barrio de Chiado, el café "A Brasileria" es uno de los destinos turísticos más importantes de la ciudad. El establecimiento famoso por ser punto de reunión de poetas y escritores lisboetas, fue fundado en 1905. Su interior todavía mantiene la decoración y ambiente añejo de la época. En su exterior posee una estatua del escritor Fernando Pessoa, gran literato portugués y uno de los tertulianos más famosos que frecuentaba el café.
El café de lisboa es exquisito y este es el lugar perfecto para probarlo.
Tras visitar la famosa cafetería podeis dirigiros a la "Rua da Conçençao" al lado de la "Praça do Comerço" para coger el famoso tranvía 28 que os llevará hasta el Castillo do San Jorge.
El tranvía nº 28. El auténtico símbolo de Lisboa.
Si hay álgo con lo que realmente se capta la esencia y la nostalgia de la Lisboa profunda eso es un buen paseo en el tranvía 28. Con sus 8 kilometros de recorrido, es sin lugar a dudas el tranvía más turístico de la ciudad. Os recomiendo que lo cojáis en dirección al barrio de la Alfama. El traqueteo del va y ven, el recorrido por las empinadas cuestas y bajadas imposibles del barrio de la Alfama coloreado por las ropas tendidas al sol y las macetas de sus balcones es uno de los recuerdos de Lisboa que con más claridad me ha quedado grabado en la memoría. El precio del billete fue de 1,30 por persona aproximadamente y lo podréis pagar directamente al conductor.
Nos bajamos en el mirador de Santa Luzía y después de deleitarnos con las vistas al Tajo, nos dirijimos al Castillo de San Jorge.
Castillo de San Jorge.Ubicado en una de las colinas más elevadas de Lisboa el Castillo de San Jorge es uno de los atractivos más importantes de la ciudad. Se accede a la ciudadela amurallada a través del Arco de San Jorge, y después de pagar la entrada se puede recorrer libremente.
Entre los vestigios de la ciudadela destacan el castillo propiamente dicho, el Castelejo, con sus once torres, los restos de la Capilla Real, el Patio de Armas, las antiguas prisiones, la Praça Nova y la Puerta de Moniz. Desde lo alto de las torres, los jardines y terrazas se pueden admirar magníficas vistas de la ciudad. Un buen lugar para hacer fotos panorámicas de la ciudad.
En las salas Ojival, de las Columnas y de la Cisterna, edificadas sobre las ruinas del antiguo Palacio Real de la Alcazaba se desarrolla Olisipona, un espectáculo multimedia que relata la historia de Lisboa desde los primeros tiempos hasta el siglo XX.
En la Torre de Ulises, antiguo Archivo Real, llamada así en conmemoración del legendario fundador de Lisboa, está instalado el Periscopio, inventado por Da Vinci en el siglo XVI y único en Portugal, que permite observar la ciudad en 360º. Merece la pena esperar para verlo.
Al sur del castillo se extiende el minúsculo y encantador barrio de Santa Cruz do Castelo, que bien merece una vueltecita para deleitarse con sus callejuelas adoquinadas, fachadas descascaradas y macetas llenas de flores.
Precio de la entrada: 5 euros los adultos, 2,5 los estudiantes y entrada gratuita para los menores de 10 años y mayores de 65.
Horario de visita: desde noviembre hasta febrero, de 9 a 18 horas. De marzo a octubre de 9 a 21 horas.
La visita os llevará más de media mañana y tras la visita al Castillo podréis perderos por las estrechas y encaladas calles del barrio de la Alfama. En este laberíntico paseo por las deshabitadas callejuelas de este famoso barrio de pescadores me encontré con la Iglesia de Santa Engracia. Esta iglesia de más de 300 años de antigüedad y fácilmente reconocible por su gran cúpula blanca acoje en su interior, entre otras, la tumba de Vasco de Gama.
Para finalizar el día decidí acudir al barrio con más atractivo histórico y monumental de la ciudad, el barrio de Belem. Para ello os recomiendo acudir a la plaza del Comercio y subiros al tranvía numero 15. Os llevará directo a Belem. Eso si, ojo con los carteristas, el tranvía va hasta la bandera de turistas y aprovechan para robar.
El barrio se encuentra río abajo, donde el Tajo desemboca con el mar. De este barrio partieron los exploradores portugueses que tanta gloria dieron a Portugal, conquistando medio mundo. De hecho junto a una de las dos joyas imprescindibles de Lisboa, la Torre de Belem, encontrareis un espectacular monumento en recuerdo de dichos descubridores. La otra joya de la ciudad es el Monasterio de los Jerónimos.
Antes de regresar al hotel para dar por finalizada la visita os recomiendo que os paséis por la Pastelería de Belem para probar los deliciosas pastelillos que se han hecho famosos en todo el mundo. Seguramente encontréis una larga cola, pero vale la pena esperar...
Al día siguiente regresé a Málaga haciendo una parada en Mérida, pero eso ya os los explicaré en otro post.
Un saludo viajeros!
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